lunes, 21 de mayo de 2012

promesa


Promesa de Ella

Prometo ayudarte a amar la vida
Abrazarte siempre con ternura
Y tener
Hablar cuando hagan falta palabras
y compartir el silencio cuando no
Consentir o disentir respecto al pastel
de terciopelo rojo.
Vivir al abrigo de tu corazón y
llamarlo siempre hogar.

Promesa de El.

Prometo amarte locamente, en todas
Las facetas de tu vida.
Ahora y siempre.
Prometo no olvidar jamás
que este es un amor único en la vida.
Y saber siempre en lo más profundo
de mi alma, que no importa
que desafíos puedan separarnos,
Siempre hallaremos la forma
de volver a unirnos.

Autocastigo


Eliminar toda forma de autocastigo
De Walter Riso en "Amar o depender"

Cuando una relación anda mal, nunca hay un solo responsable. La hecatombe afectiva siempre es función de dos, quizá no en las mismas proporciones, pero cada cual aporta su cuota: unos por defecto y otros por exceso.

En el caso del apego afectivo, cuando el vínculo se rompe el apegado suele activar su más dura autocrítica. De manera inclemente, como si le gustara sufrir, agrega más dolor al sufrimiento.

Los dos pensamientos más comunes que acompañan el abandono del apegado son: “Si la persona que amo no me quiere, no merezco el amor” o “Si la persona que dice quererme me deja, definitivamente no soy querible”. La consecuencia de ésta manera de pensar es nefasta. El comportamiento se acopla a la distorsión y el sujeto intenta confirmar, mediante distintas sanciones, que no merece el amor. Veamos cuatro formas típicas de autocastigarse:

a. Estancamiento motivacional: “No merezco ser feliz, entonces elimino de mi vida todo lo que me produzca placer” (autocastigo motivacional).

b. Aislamiento afectivo: “No merezco a nadie que me quiera. Cuanto más me guste alguien, más lo alejo de mi lado” (autocastigo afectivo).

c. Reincidencia afectiva negativa: Buscar nuevas compañías similares a la persona que nos hizo o todavía nos hace sufrir (profecía autocastigante).

d. Promiscuidad autocastigadora: Entregarse al mejor postor, prostituirse socialmente o dejar que hagan de uno lo que quieran (autocastigo moral).

Autocastigarse es la manera más degradante de humillación, porque proviene de uno mismo. Repito: en las relaciones disfuncionales nunca hay un solo causante. No seas injusto contigo ni te maltrates innecesariamente. Divide las cargas, elimina el autocastigo y deja que el perdón empiece a actuar.

martes, 1 de mayo de 2012

Amar: Amar sin apegos


Amar sin apegos.
Walter Riso - "Amar o depender".
El arte de amar sin apegos resulta de una extraña mezcla de capacidades difíciles de alcanzar. No solamente por la complejidad que implica la experiencia afectiva, sino por la resistencia que nuestra cultura ha desarrollado al respecto.

La mayoría de los requisitos que se necesitan para amar sin adicciones, no suelen ser bien vistos por los valores sociales tradicionales. Para muchos, la libertad afectiva es una forma de libertinaje que necesita mantener controlado. Como si la ausencia de dependencia fuera en sí misma peligrosa. Un amor independiente siempre incomoda. Un amor sin apegos es irreverente, fantástico, insólito, locuaz, trascendente, atrevido y envidiable.

Amar sin apegos es amar sin miedos. Es asumir el derecho a explotar intensamente el mundo, a hacerse cargo de uno mismo y a buscar un sentido de vida. También significa tener una actitud realista frente al amor, afianzar el autorrespeto y fortalecer el autocontrol. Es disfrutar de la dupla placer/seguridad, sin volverla imprescindible. Es hacer las paces con Dios y la incertidumbre. Es tirar la certeza a la basura y dejar que el universo se haga cargo de uno. Es aprender a renunciar.

El amor está hecho a la medida del que ama. Construimos la experiencia afectiva con lo que tenemos en nuestro interior, por eso nunca hay dos relaciones iguales. El amor es lo que somos. Si eres irresponsable, tu relación afectiva será irresponsable. Si eres deshonesto, te unirás a otra persona con mentiras. Si eres inseguro, tu vínculo afectivo será ansioso. Pero si eres libre y mentalmente sano, tu vida afectiva será plena, saludable y trascendente.

Amar sin apegos no implica insensibilizar el amor. La pasión, la fuerza y el impacto emocional del enamoramiento nunca se merman. El desapego no amortigua el sentimiento; por el contrario, lo exalta, lo libera de sus lastres, lo suelta, lo amplifica y lo deja fluir sin restricciones.

Empieza hoy. Acepta el riesgo de abrazar a tu pareja sin angustias. Si tienes claridad sobre lo que verdaderamente eres y hasta dónde puedes llegar, no habrá temores irracionales. Solamente los roces normales y algunos desacoples. La convivencia no es una panacea, pero tampoco es infelicidad total. El amor interpersonal, vivo y activo, en el cual diseñamos a cada instante nuestro ecosistema afectivo, nuestro lugar en el mundo. Es la operación por la cual nos adaptamos al otro, sin dejar de ser uno. Podemos encajar sin violentarnos, sujetarnos despacio y tiernamente, como quien no quiere lastimar ni lastimarse. Y esa unión maravillosa de ser dos que parecen uno, sólo es posible hacerla con pasión y sin apegos.